lunes, 16 de diciembre de 2013

LA LUCHA

Fotografía: Fran Gala @erfran72




Echó un último vistazo a su alrededor antes de salir. Los pocos muebles que había podido salvar permanecían ocultos bajo viejas sábanas para protegerlos del polvo. Las persianas cerradas apenas dejaban adivinar pequeños puntos de luz que se reflejaban en sus pupilas humedecidas. Aun así sonrió pensando que entre aquellas cuatro paredes su familia había sido feliz.

Deslizó los dedos suavemente por las muescas que su marido había tallado en el marco de la puerta del salón. Cada una de ellas correspondía a un año de vida de sus hijos. Aquella casa los había visto crecer, reír, aprender, ilusionarse. Aquellos que la habitasen a partir de entonces iban a ser dichosos a la fuerza. Porque tanto amor impregnado en el ambiente, tanta lucha, no podían caer en saco roto.

De camino a la salida acarició con cariño el gotelé que tanto detestaba hasta entonces y que soñaba con quitar cuando hubiesen conseguido ahorrar algo de dinero. Abrió el cajetín del cuadro eléctrico y bajó el interruptor. Se obligó a salir de allí con la cabeza erguida, secándose las lágrimas con la manga del abrigo desgastado, sin mirar atrás.

Ya en la calle una mezcla de viento e impotencia le arrasó los ojos. Cargaba en el bolso con un cansancio infinito que le agotaba las ganas de seguir. Cuanto más pesaba aquel maldito bolso más despreocupados le parecían los paseantes que caminaban a su lado, sin cargas al hombro que les blanquease el pelo y les oscureciese la mirada.

Pensó en un último intento desesperado, volver a hablar con el director de la sucursal, volver a suplicar. El cansancio le agarrotaba los músculos del alma y no le dejaba ni pensar. Las lágrimas se convirtieron en un río de rabia incontrolable. Buscó con la vista cegada un lugar en el que recuperar la calma. Tenía que recoger a los niños, no podían verla así. Se acercó a un banco y se recostó hasta tumbarse colocando el abrigo a modo de almohada. Cerró los ojos.

- Sólo un minuto. Enseguida me repongo. A veces siento que no puedo más…


Texto: Rosa Muro @pink_wall





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